Todas las mañanas lo mismo. El despertador suena, lo apagan y se dan
vuelta. La cama los abriga pero es hora de salir. Otro día rutinario los está
esperando. Se bañan, se cambian y salen. No funciona el ascensor. Vuelan por
las escaleras. Abren la puerta. San Telmo esta fría. Se dirige a la esquina de
Estados Unidos y dobla a la izquierda. Se dirige a la esquina de Estados Unidos
y dobla a la derecha. Caminan al café de siempre. Suena un celular, lo atiende.
Busca la billetera y se distrae. Se chocan en la puerta del café y por primera
vez se observan. Se sonríen. No hay vuelta atrás.
Ya no
sería un día más, rutinario como siempre, no.
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